miércoles, 23 de noviembre de 2011

El nuevo número del infierno

En la soleada mañana del viernes, al atravesar el río por la parte sur de la ciudad, el amarillo brillante de las hojas de los árboles y los destellos de las alegres ventanas de los barrios obreros contrastaba con la neblina sucia que rodeaba las torres-rascacielos que se vislumbraban al fondo, amenazantes, presagio de la tormenta que se avecinaba, símbolo de la soberbia con la que el mundo de los ricos mira, desde arriba, a los pobres y prueba patente de la roña que mancha sus obras y sus intenciones.

Dos días después. las elecciones traen un número fatídico: 186. Un número que, holgadamente, da para putear a muchos, acabar con muchas cosas buenas y asustar a cualquiera. Rápidamente,  la curia patria mueve alegre sus faldones al calcular lo que el número dará de sí en sus arcas y en el crecimiento de sus tentáculos y las agencias de calificación lo desprecian y azuzan al nuevo jefe,  pareciéndoles todo poca cosa en su avaricia infinita.

Es el nuevo número del infierno. Temblad.


 * Gracias a Joaquín Secall por su fantástica obra. 

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