Dos días después. las elecciones traen un número fatídico: 186. Un número que, holgadamente, da para putear a muchos, acabar con muchas cosas buenas y asustar a cualquiera. Rápidamente, la curia patria mueve alegre sus faldones al calcular lo que el número dará de sí en sus arcas y en el crecimiento de sus tentáculos y las agencias de calificación lo desprecian y azuzan al nuevo jefe, pareciéndoles todo poca cosa en su avaricia infinita.
Es el nuevo número del infierno. Temblad.
* Gracias a Joaquín Secall por su fantástica obra.
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