viernes, 16 de diciembre de 2011

Estulticia ¿navideña?

Esta mañana, al entrar al trabajo, me he encontrado con tres desconocidas elegantemente vestidas y maquilladas; con la elegancia que una elige para ir al festival de Benidorm o para ir a la boda de su prima. Las tres portaban voluminosas bolsas y se comportaban de la forma más extraña: vigilaban desde la esquina antes de aventurarse en un pasillo, acechaban los despachos, daban grititos y correteaban lo que les dejaban los tacones, todas presas de una gran excitación.
-Disculpen, señoritas, ¿qué desean?
-¡Shhhh! ¡Aparta!
En ese momento me he dado cuenta de que las tres, bajo alisados japoneses y un recogido imposible, eran compañeras del centro. Teniendo en cuenta que sólo somos once y antes de recordar que hoy era la comida de navidad, he considerado la posibilidad de que fuera una broma o de que el director hubiera impuesto algún juego de role play a la plantilla,  tal era la transformación de su aspecto y su comportamiento.
-Jo, qué guapas os habéis puesto...
-Claro, ¡como tú eres tan soso y no quieres venir...!
-Ya me gustaría, pero es que tengo ir al funeral de mi tía-abuela, la de Galicia. ¿Y qué os pasa? ¿Qué son esas bolsas?
-Es el regalo del amigo invisible, que tenemos que dejar todos en el despacho vacío del fondo y no queremos que nos vean para que no nos reconozcan luego por la bolsa.
Claro, me lo han puesto a huevo:
-¡Pero si no se os reconoce a vosotras!
Lo inapropiado de la locución a hecho que todo se congelara durante décimas de segundo, transcurridas las cuales y tras tres miradas de desprecio absoluto han seguido corriendo hacia el susodicho despacho armando un considerable jaleo que nada tenía que ver con la discreción.

Una vez en el tajo, ha sido bastante difícil concentrarse y hacer algo.
-Jo, es que ya, en estas fechas, no apetece hacer nada, ¿verdad?
Nada;  nada absolutamente. A lo largo de la mañana la conversación ha ido despeñándose por un precipicio insalvable: desde temas sesudos como religión ("yo no soy muy religiosa, pero hay que ver qué bonitas son las ceremonias" o "yo no creo en los curas pero el mensaje me parece ideal"), hasta la compra de ropa y complementos, reyes de los niños y dulces navideños (dulces que algún amigo invisible ha materializado generosamente en la mesa principal)
Como el ambiente ha ido animándose, el señor director,  ese ser dotado con una admirable capacidad organizativa e impactante rapidez mental,  ha tenido a bien agasajar a la concurrencia con un vinillo dulce que se ha servido en grandes vasos de plástico blanco y unas latas de refrescos, "por si las chicas no querían alcohol".
Ha sido imposible no recordar viejas anécdotas del centro: equivocaciones graciosas de los alumnos, apellidos asombrosos que aparecen en los listados, o aquella hilarante ocasión en la que se perdieron en la basura los exámenes de una señora que empleaba todo su esfuerzo en estudiar por la noche tras su dura jornada laboral.

Sintiéndome culpable por no ir a la comida (a pesar de la amable insistencia y cariñosa presión de las organizadoras) y por no participar en el amigo invisible, me he animado a contar algo gracioso y he recordado públicamente que lo que más me llamó la atención cuando llegué al centro fue la clave que el señor director puso al ordenador principal: "brasileñas". Se ve que la gente ya estaba cansada de tanto chiste, porque no he tenido mucho éxito, pero al menos he participado en la algarabía general del momento.

Viéndonos a todos juntos y,  en contraste con los tíos, vestidos de diario,  quedaba patente que las chicas se habían arreglado, peinado y maquillado excesivamente. Todas. Todas menos una. La más mona de ellas. Una de la que hemos tenido que sufrir un humor de perros toda la mañana y que tras, dos horas de congestión y varios vinillos ha explotado:
-¡Al menos llevaréis maquillaje alguna! ¡A mí nadie me ha dicho que había que arreglarse!
La chispa del mal rollo ha quedado neutralizada rápidamente por el apoyo masculino:
-A mí tampoco, pero hubiera dado igual: no me iba a arreglar de ninguna forma...
-Tú no te preocupes, si tú estás bien siempre...
Carmen-Cari, con varios achuchones, también ha contribuido:
-No pasa nada, cari, que yo llevo de todo en el bolso. Ahora nos metemos en el baño y ya verás que guapa te dejo...

Por fin ha llegado el momento más feliz: la entrega de regalos del amigo invisible que, por esas cosas de la improvisación o porque se ha empezado por el regalo más caro, de repente, se ha descubierto y se ha hecho visible. 
Yo, desde el principio, y aunque no participaba, he puesto mis objeciones: que por qué no los dais en la comida ("porque Marichuchi, la pobre, no puede ir porque está su madre mala y ella SÍ que ha participado, no como yo") y que por qué se descubre el amigo después de tanto disimulo y misterio para entrar ("yo lo digo porque me apetece decirlo, si alguien no quiere que se lo calle").
La enfermedad de la incontinencia verbal me ha jugado otra mala pasada entonces:
-¡Pues yo creo que es mejor no decirlo, porque así,  al que le toque un TRUÑO,  podrá quejarse públicamente para escarnio del amigo invisible sin dirigirse a él directamente.!
En ese preciso instante,  el compañero que tenía a mi lado ha abierto este regalo:

Una bonita diana de felpa con dardos de velcro.
De nuevo, unos instantes de congelación general me han recordado que debía llegar a tiempo del funeral a Galicia y he salido pitando aunque faltaban diez minutos para salir.
-Con la venia, señor director.
-Márchese, márchese, hombre. Y siento lo de su prima. O lo de su abuela o quién fuera.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Guassá Converseishon

LECHI: ¿Qué hay de ti?
YO: Casi que me voy a trabajar ya. Yo no tengo puentes, sólo me bajan el sueldo.
LECHI: Tampoco quería molestar.
YO: He comprado mierda de caballo para las plantas.
LECHI: Ah, qué bien. ¿Y qué tal la mierda?
YO: No he abierto aun. A lo peor no es ni auténtica mierda siquiera, nunca se sabe lo que te venden.
YO: Y tu qué tal.
LECHI: Yo, plan maruja.
YO: Bueno, tampoco te vas a morir.
LECHI: Cuidando gatos y a mi prometido.
YO: Ni te van a salir granos. Yo soy maruja toda mi vida y mira qué hermoso estoy.
LECHI: Bueno, soy maruja creativa.
YO: Ah, perdón. Tampoco quería ofender.
LECHI: Como ya he pasado a la historia.... la historia de Lechonia.
YO: Ya me extrañaba a mi que fueras una maruja cualquiera. ¡Maruja histórica!
LECHI: Bueno, entonces qué tal las plantas, ¿has matado ya las que querías?
YO: No, pero mañana asesinaré a varias.
LECHI: Madre mía... ¡asesina de plantas!
YO: Y tú, maruja histórica.
LECHI: Nekas*

*Nekas:"pues nada", en lechón.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El nuevo número del infierno

En la soleada mañana del viernes, al atravesar el río por la parte sur de la ciudad, el amarillo brillante de las hojas de los árboles y los destellos de las alegres ventanas de los barrios obreros contrastaba con la neblina sucia que rodeaba las torres-rascacielos que se vislumbraban al fondo, amenazantes, presagio de la tormenta que se avecinaba, símbolo de la soberbia con la que el mundo de los ricos mira, desde arriba, a los pobres y prueba patente de la roña que mancha sus obras y sus intenciones.

Dos días después. las elecciones traen un número fatídico: 186. Un número que, holgadamente, da para putear a muchos, acabar con muchas cosas buenas y asustar a cualquiera. Rápidamente,  la curia patria mueve alegre sus faldones al calcular lo que el número dará de sí en sus arcas y en el crecimiento de sus tentáculos y las agencias de calificación lo desprecian y azuzan al nuevo jefe,  pareciéndoles todo poca cosa en su avaricia infinita.

Es el nuevo número del infierno. Temblad.


 * Gracias a Joaquín Secall por su fantástica obra. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Natación

Dispuesto a estar súper en forma y llevar mis músculos al esfuerzo límite, cojo el coche para dirigirme a Achuche, donde no hace mucho, y gracias a Amiga Verdadera 1, encontré un gym privado con piscina de 25m. donde quizá podría nadar algún día que otro.
Hoy y los cuatro últimos días no fueron de esos días. Las dos primeras calles de la piscina estaban ocupadas por varias señoras en su cincuentena y sesentena ocupadas en obedecer los alaridos de Chirly, la monitora de Aqua-gym, que, desde el borde, les señalaba unas acrobacias y contorsoniones imposibles de seguir, 1: por la edad de las alumnas, 2: por que ella está en tierra y las alumnas en el agua, 3, por que los adminículos de espuma de colores se lo impiden, 4: porque la concentración de señoras es demasiado elevada. Al parecer, el hecho de que ninguna de sus instrucciones fuera llevada a cabo por ninguna de las alumnas cabreaba a Chirly de tal forma que sus alaridos subían a un volumen difícil de tolerar por un oído humano sano.(¿Quizá las alumnas pertenecen a una asociación de sordos?), pero no impedía que Chirly parara o cambiara de actividad. The chow must gou on.
En el resto de las calles la concentración humana descendía ligeramente, no así la edad media de la concurrencia, que saltando límites y corcheras debía andar por los setenta. Setentones, sí, pero con una agilidad, una amplitud de movimientos, una gracilidad en el agua y una capacidad para actuar en manada que, o bien te rodean impidiendo tu rauda velocidad, o bien te impiden la total extensión de brazada de tu estilazo a mariposa o bien, directamente, te arañan o te barren de la calle.
Resignado, un día más salgo de la piscina dejando a Chirly en su exhibición acrobática, a las alumnas de Aqua-gym cual tente-tiesos descordinados y al resto de ancianos, ya relajados porque me han vencido, hablando animadamente en el borde.
En las duchas, ni un chulo. En la radio del coche, entrevista a Raphael que, a petición de las múltiples llamadas de fans, promete muchos años más de conciertos y discos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Obra en casa

Tras años de convivir con Lechi,  Yonki-Retrete retoma su vida independiente y planea volver a su casa que, como buena funcionaria, se compró hace tiempo.
En los comienzos de su relación, Lechi se negó a vivir en la que, para ella, era una vivienda demasiado pequeña, alegando que sus paseos por el saloncito acababan demasiado pronto.
La perspectiva de la nueva vida y retomar su hogar, ilusiona a YR y a su inseparable Pepitilla, amiga del pueblo y desde la niñez:
-Jo, tía, mi madre me dice que haga obra en el piso antes de volver. ¿Qué puedo hacer?, no se me ocurre na.
-Haz to baño, tía. Un baño-loft. Un espacio nuevo y diferente, solo pa meterse.
-¡Aaaaaaah! ¡Que me lo imagino, tía! ¡Alicatao hasta el techo, con repisa to alrededor!
-(A dúo) AAAAAAAAAAAAAAH!

viernes, 28 de octubre de 2011

¡Por una sanidad pública, qué demonios!

Estar mala de los nervios es mu malo. Te lleva a pensar que tienes enfermedades latentes que están a punto devorarte viva.
Haber nacido a finales del milenio en el seno de la cultura judeo-cristiana es aún peor. Te lleva a pensar que las enfermedades te las mereces y que se desarrollarán de inmediato por haber sido un poquito mala de pensamiento, palabra, obra u omisión.
Empeñarse en ir a consultas privadas de médicos del centro de la ciudad, porque te pillan al ladito de casa y es mucho más cómodo, dada la cantidad de enfermedades que tienes, es aún peor. Estos médicos, por lo general,  suelen haber nacido en el mismo seno de tradición judeo-cristiana que tú,  pero ellos,  además,  la siguen cultivando,  la predican y viven en un lodazal de rancierío decimonónico difícil de describir hoy en día.

Como es difícil de describir, en la última consulta por la que pasé me permití la licencia de tomar una foto a la salita de espera:


Casi me pillan y por eso me corté de intentarlo en el interior del despacho del médico que era aún más alucinante, con gran mesa de caoba, crucifijos sangrantes, rosarios y muuuuchos títulos amarillos colgados de la pared. En esa ocasión,  la consulta, con exploración, diagnóstico absurdo y rellenado de recetas con tratamiento absurdo también, duró unos cinco minutos.

Anteriormente, una lesión ósea en la rodilla había sido tratada en otro altar a la caoba y al catolicismo en dos consultas: la necesaria para pedir la resonancia, un minuto y medio, y la necesaria para el diagnóstico, 3 minutos. (En esta ocasión no hubo tratamiento)

Al poco tiempo, tratar dos lesiones en la piel mereció unos cinco preciosos minutos del dermatólogo y dos pasadas de tarjeta como si hubieran sido dos consultas diferentes (menos mal que para entonces Marido ya había descubierto el origen de mi melanoma, de lo contrario habrían sido tres o cuatro)

Lo peor vino de una veterana oftalmóloga: las cinco consultas a las que acudí a su noble casa para hacerme diferentes pruebas tuvieron una duración algo más lógica, no así su contenido ni su finalidad. Asegurándome que era ella, precisamente ella, la cirujana que me operaría en la clínica a la que yo pensaba ir a hacerme un retoquito ocular, dilató mis pupilas varias veces en un grado 8 en la escala king-size-dildo. ¡A saber cuántas veces pasó la tarjeta en cada ocasión!
Debí haber dudado de su pericia científica cuando, en la primera visita, rellenó mis datos en una cartulina rallada y, al intentar encender el pc que había en un lúgubre rincón de la consulta, tuvo que retirar varios portarretratos y un crucifijo para vaciar un bolso enorme en busca de la contraseña de inicio de sesión que, finalmente, no apareció.
-Bueno, ya meteré tus datos en otra ocasión.
Sin duda que el extravío de la jodía contraseña hizo que cada vez que volvía tuviera que recordarle quién era y para qué estaba allí. -¡Ah, sí! ¡El de la operación! - Y volviera a dilatar mis pupilas y mis visitas; para nada, porque ella nunca había pisado la clínica en la que luego me operé.

¿Será que los médicos de rancio abolengo están sufriendo tanto la crisis que tienen que recurrir a la estafa para sobrevivir y mantener su patrimonio?
¿Por qué sufrí yo ese ataque de snobismo y me apunté a un seguro privado?
Volveré a la Seguridad Social antes de que la terminen de privatizar; con sus gore-urgencias, sus listas de espera, sus camas por los pasillos y mi enfermera favorita: Yonki-Retrete. Volveré a ese infierno, de donde nunca, nunca debí salir.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Amiga muerta

-Titalala, ¿qué le pasó a la pobre Manuela?
-Pues mira, jomío, no lo sé, porque en estos últimos tiempos ni me llamaba; como siempre ha tenío esa forma de ser, ya las últimas veces que nos juntamos y la gente me decía lo guapa questoy y lo joven que aparento, se enrabietó de tal forma que hasta me dijo: "no te das cuenta, so tontajodía, que la gente se ríe de ti, que me da coraje que se metan contigo". A mi me hizo pasar un disgusto... ¡Pero que leche se van a reír de mi! ¡Si es que to´l mundo me dice cosas! ¡Si es que, con poquito que marreglo me luce todo muchísimo! Y luego mi genio, que acompaña mucho...
Y es que siempre me ha tenío muchísima envidia. Yo comprendo que la diferencia de cuerpo del mío al de ella... pues a la vista ha estao hasta que se ha muerto... ¡Y siendo ella once años más joven que yo! Pero es que, mira que puedo salir poco, pero, cuando salgo, ¡tengo un éxito allá por toas partes donde voy...! ¡To´l mundo me dice algo, to´l mundo me quiere... nadie mecha los años que tengo...! Mira, el otro día en el médico del tito, jomío, que está perdiendo la cabeza de una forma..., ¡no sabes que aspavientos hacía la gente de la consulta cuando les dije la edad que tengo! ¡El no-va-más! En fin, que me pierdo no sé qué estaba diciéndote...
-La Manuela
-¡Ah, sí! Mira, me dice un día que vaya con ella a comprarse un mantón de Manila... el dependiente: "serán ustedes amigas, porque hermanas no creo que sean"... Ella, como un rayo: pues no señor, no somos hermanas, nisiquiera parientes... Ya se prueba el mántón. El dependiente: "mejor que se lo pruebe su amiga, que va a lucir más y así ve cómo queda". Mira, salió con una malaleche de la tienda que me llevaba arrastras por la calle. Hija, yo no sé porqué tenía esa forma de ser. Ella siempre ha estado así, muy entrada en carnes, bastante más baja que yo y, claro, dónde va a parar...
¡Eso sí! Allá por donde fuera ella, tenía yo que ir por delante, porque se escudaba en mí muchísimo, jomío. No sabía ir a ningún sitio sin mí. Hasta ahora, como te digo, que es que no me podía ver últimamente, yo no sé porqué. Y lo quetenío que tragar de sus nueras, que si eran unas guarras, de sus hermanas, de to lo que san peleao... Otro día me dijo "que si no podía vestir un poco más acorde con mi edad y pintarme un poco menos". ¿Tú te crees? ¡Envenenaíca de envidia...! ¡hasta llegar a decirme esas cosas tan feas...!
En fin, que en tres días que ha estao mala se ha ido, es lo único que sé. Tampoco menteré de más porque fue llegar al tanatorio y el marido na más verme me dijo llorando: "¡Ay, Lala, si pudiera ella verte lo guapa que vienes...!" Y ya con la llantina no quise preguntar más, porque no era el momento y porque luego to'l mundo me atosigaba, que yo no sé tó lo que me dijeron...

martes, 16 de agosto de 2011

Humillación JMJ

Como era de esperar, los demonios del infierno andamos super jodidos estos días con la dichosa JMJ.  No sólo es que, como al resto de los habitantes de esta ciudad, nos molesten las hordas de jóvenes gozosos que, aprovechando increíbles descuentos, atesten medios de transporte, o los cortes de tráfico, o los sombreritos, que son horrorosos, o los cánticos y bailes, no.
Eso, junto con el calor y la crisis, te lo echas a la espalda, que los demonios somos muy sacrificados y en aguantar condenas tenemos mogollón de experiencia.
Lo nuestro va un poco más allá... es una cuestión casi de dignidad...
¿¿¿ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR ESTO???:


¿¿Que tanto van a pecar los jodíos?? ¿¿No había iglesias ni curas suficientes en la ciudad que absorbieran los pecados normales de unos millares de jóvenes calientes, de viaje, lejos de los padres??
Pero ¿¿QUÉ PIENSAN HACER?? Y, lo peor, ¿¿DÓNDE?? ¡¡Seguro que en el infierno, no!!
¿¿En qué lugar quedamos nosotros?? ¿Pa qué servimos?

Oye: vale que vengan a rezar y luego se harten a tó. Cuando las ganas de pecar aprietan... ya se sabe... con cualquiera y en cualquier sitio, pero, vamos, ese derroche de diseño llamativo e hiper-repetido en esos confesionarios es una declaración de intenciones que nos deja sin rumbo, sin esperanzas, sin futuro... ¡Esto es abusar, coño!

¡No tenían bastante con lo malísimos que son, con los negocios turbios, con la pederastia, con joder el tarro a to el que se ponga por delante, con militar políticamente con lo peor de la historia, con la inquisición... ¡no, no, no! Ahora ya se mean encima de nosotras con todo el descaro, ¡joder! 

Lo peor son los comentarios de la peña, los del tipo: "joder, os vais a hinchar en el infierno, estará llenito todas las noches...!" ¡¡¡¡Y un huevo!!! En los dos días que la ciudad lleva acogiendo bobos de estos... ¡ni uno! De los actos religiosos y de los parques y las plazas desalojadas del 15M, pasan a las cadenas de comida rápida y, de ahí, con el toque de queda, a los alojamientos gratuitos que les ha buscado la curia... ¡Hala! ¡Tó pa ellos! No quiero imaginar todo lo que sucederá ahí dentro, en colegios e institutos ¡no puedo!

Tantos años de profesión, pa luego quedarme corta... Habíamos diseñado unas estrategias tan bonitas, tan elegantes, tan bien dirigidas al target...



Ahora, muertas de asco... ¡aburriditas!
¡Que hasta nos habíamos aprendido esto, por si venían!:


Miberna se ha especializado en Lolailo, yo, en tecno y Lechi preparaba la versión Balalaika...

¡¡¡Estáis matando la cultura (infernal)!!!* ¡¡¡Estáis quitando el pan de muchas familias!!!
¡¡¡Guarras!!!

*Esto lo dijo Rosariyo, pero me viene mu bien repetirlo ahora. 


miércoles, 3 de agosto de 2011

Entrevista de trabajo

-¿Por qué desea trabajar con nosotros?
-Francamente, no lo deseo. No creo que lo desee nadie de los que están aquí, y si les dicen lo contrario,  es que mienten. Sólo que yo he hecho de todo en mi vida: hasta director cinematográfico, y puesto que es para poco tiempo, me vendría bien el dinero.
-Y ¿qué es lo que le gustaría hacer a usted?
-A mi lo que me gustaría es montar un teatro con toda la gente de su empresa

No se puede negar que para ser la primera entrevista de trabajo de Lechi en muchos años, fue bastante original y totalmente clara. Ella es así.

Me pregunto por qué Miberna y yo no lo entrevistamos cuando entró a trabajar con nosotros.

martes, 2 de agosto de 2011

Hipocondria

Hace unos días observé cómo un malvado melanoma aparecía en el puente de mi nariz. Tras recordar que tanto sol de la playa no podía ser bueno, decidí sopesar otras opciones menos terribles que explicaran su origen: el roce de las gafas de nadar no podía ser,  pues me descansan más arriba; un arañazo que hiciera costrita, no lo recordaba... ¡Estaba claro!

-¡Maridoooo...! ¡ME HA SALIDO UN MELANOMA! ¡La sombrilla barata! ¡El protector solar caducao del año pasao! ¡Lo sabía...! ¡NO! ¡NO ME TOQUES!

De un rápido y ágil zarpazo marido me quitó el melanoma y la nariz quedó limpia de enfermedades letales. Limpia completamente.
Tranquilo, Marido bajó la vista a su intelectual trabajo diario.

-Es un moco pegao

jueves, 26 de mayo de 2011

Felicitación atrasada

Buzón de voz:

- Mensaje, deeel, ¡doce!, deee, ¡mayo!, a, laaas, ¡veinte!, ¡horas!, ¡cuarenta!, ¡minutos!
- BRRRRR, ¡Paf!, ¡Pum!, ¡Catapum!
-¡Toma, toma, que ya ha pitao, di algo!
-¿¿Y por qué tengo yo que ser la hable siempre, coño??
-Venga, joder, que se te da a ti mejor esto.
-¡Ay, dios mío, este hombre, que me va a matar a disgustos!. 
Jaac, cariño: que somos titalala y titotete, ¡que me tiene negra, jomío! Que te felicitamos por tu cumpleaños, jomío, que te hemos llamao por la mañana y por la tarde y no atinamos a dar contigo. Dinos algo, cariño mío. Vale.
Toma, y explícame tú ahora el motivo de que tenga yo que ir hablando por toas partes.
-¡Porque así lo felicitas tú por los dos!
-¡Amos, no me digas que estoy allí y me haces venir corriendo conformestoy, como si tú fueras mudo!
-Ea, pues digo yo que querrás felicitar al chico tú.
-¡Aaaaay, que me da algooo, virgensanta, con este hombre, que me tiene condenaiiiicaaa! ¡Qué he hecho yo pa merecer estooo! ¡Dios mío que le estrello el teléfonooo en la molleraaa!
Puf, puf, pum ¡Catapum!

sábado, 21 de mayo de 2011

Generación ESO

Sí, soy maestro; bueno, profesor de secundaria, pero a mi me gusta el nombre de maestro porque me parece un oficio imprescindible para la sociedad y, a fuerza de haber sido mal retribuido y poco considerado, cargado de dignidad en nuestro país.
Empecé a dar clases en el primer año de implantación de la LOGSE socialista, cuando a mi y a muchos otros nos emocionaba que, por primera vez la ley amparara en las escuelas a los más desfavorecidos y obligara a enseñar por igual a disminuidos físicos, clases desfavorecidas, extranjeros y alumnos de buen rendimiento. Más tarde supe que eso era una utopía si no se planeaba bien y se ponían los medios para que saliera bien… y que vencer los prejuicios y las zancadillas del rancierío era tarea casi imposible.
Prueba irrefutable de cómo una buena ley puede ser zarandeada, vilipendiada y tirada por la borda:  la ESO ha ido bajando por una triste pendiente que no parece tener fin, y he experimentado todos los años cómo gran parte de una generación de jóvenes acaban la formación secundaria con un nivel de conocimientos en todas las áreas que avergüenza al país y a media Europa. Quizá es que yo nunca he dado clases en centros dirigidos con la mano de hierro de Espe, siempre he estado en pueblos y zonas rurales, donde la desigualdad social es aún más terrible; quizá me pierdo los resultados de colegios religiosos o de otros privados de los que ofrecen equitación, ballet, clases en tres idiomas y unos convenios laborales para los docentes parecidos a la esclavitud… pero esto es lo que he vivido durante 17 años: una batalla (parece que perdida) contra la ignorancia y el comportamiento más deleznable que se pueda imaginar.
¡Pues bien!: la generación ESO, ésa de la que padres, televisión y sociedad entera reniega, la generación de la que todo el mundo habla, pero por la cual nadie mueve ni un dedo, la del cero en el informe PISA, de repente, se ha cansado de ser tan tonta.
Aquella Jeny, La Vane, Jonathan Jesús, Dijeman, El Veneno, La Patri Jo Tia, El Brayan… ¡todos! se han echado a las plazas a poner en solfa al gobierno, a la junta electoral central, al puto bipartidismo, al sistema entero y ¡¡¡al lucero del alba!!!
Desde que La Patri aprendió los números romanos (antes, al siglo XV le decía “siglo Txu”) no me habían emocionado tanto.
El país entero, (bueno, casi entero, ejem), ha puesto sus esperanzas en lo que hagan, en lo que consigan, ellos son los protagonistas, han crecido, y  ni la educación de mierda que les hemos dado, ni las perspectivas de futuro nulas que les ofrecemos han enterrado su buen humor, su valentía y su dignidad.
Este que está aquí, se pone de pie y aplaude con dos lagrimitas de emoción:
¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,PLAS…!

PD. La redacción de los manifiestos y las actas de las asambleas os las escribe alguien, ¿no?

domingo, 15 de mayo de 2011

Google Translator (part II)

Bandeja de entrada e-mail del infierno:

Hola. ¿Puedo conseguir entrada para chupar y joder el partido el viernes el 20 de mayo? Soy un fondo en tipos que quieren al carajo asno caliente.


¡Dios mío! En el máster de madames nunca me advirtieron de esto...
¿La llevo al Bernabeu?
Tampoco creo que, por muy putas que seamos, ahora también tengamos que tocar la zoofilia...
Qué difícil es satisfacer al cliente. Y qué pocas ganas tengo.

lunes, 2 de mayo de 2011

¡Es un capricho!

    Siguiendo el programa "Conozca Madrid con su marido", hace unos días nos desplazamos hasta aquí:



   Dando rienda suelta a mi friki-obsesión botánico-festiva, descubrimos un paraje de belleza singular, estética inquietantemente refinada e historia absurda que paso a relatar:
Doña María Josefa de Pimentel, esposa del IX duque de Osuna, retratada por Goya, coetánea de la reina María Luisa de Parma y de aquella célebre duquesa de Alba, porque pudo y porque quiso, mandó convertir estas hectáreas de explotación agrícola en un florido pensil donde dejar epatadas a sus amistades, dar rienda suelta a sus delirios de grandeza y, seguramente, joder a su marido que falleció no mucho tiempo después.


   Está dotado el conjunto de una serie de construcciones y rinconcitos de utilidad meramente estética y uso (en aquel entonces) raramente frecuente. La planificación y comienzo de las obras los encargó la señora duquesa, Marijose para los pocos que estuvieran a su mismo nivel de nobleza, a un probo arquitecto de la corte, Pablo Boutelou, que, tras hacer los planos del palacio y plantar cuatro árboles, fue despedido fulminantemente. Sin duda que a Marijose el proyecto de este señor debió parecerle vulgar y provinciano y, con el handicap de no tener guguel ni páginas amarillas, ella removió cielo y tierra hasta encontrar (y traer a su finca) al mejor jardinero de Versalles, Jean Baptiste Mulot, y lo que es aún más meritorio: ¡a un escenógrafo italiano! Sí, Angel María Tadey, de oficio creador de escenarios fingidos, dejó las mejores óperas italianas, acudió raudo a la llamada de la duquesa y se puso a sus órdenes para montar una serie de rincones en el parque con los que ésta pudiera vacilar a todo chocho noble de la corte. 

(Flashback to 1780ytantos)
-Duque: Pero, mujer, si ese arquitecto es el mejor de la corte, por qué tenemos que buscar a otro 
-Marijose: Primero: ya que me has comprado una finca NADA céntrica, lo menos que podrías hacer sería dejarme que intente hacer algo decente en ella. Segundo: te estoy ahorrando dinero al traer a un simple jardinero y a un escenógrafo, deberías darme las gracias. Tercero: Angelo tiene taaaaaaaanto gusto y es taaaaaan delicado y divertido... ¡él sí que me comprende! Cuarto:   con mi talento, y el de Angelo, la zorra de la reina y la guarra de la Cayetana se van a quedar muertas, ¡muertas!

   Además del palacio, de marcado estilo neoclásico, Marijose mandó construir un Casino o salón de baile al que llegaban los invitados en barca o falúa; un abejero, o casita monísima,  con panales instalados en una de sus paredes exteriores, desde la cual las señoras podían observar la actividad apícola y, luego, ponerse finas con la miel; varios templetes y fuentes que, en la actualidad, son de valor incalculable para los fotógrafos de bodas; un embarcadero decorado con cañas de río, con un espacio ideal para tomar el té al los pies de un lago falso; una ermita con trampantojo de grietas y elementos románicos, falsa falsísima, donde confinaron a un pobre fraile condenado a ser anacoreta el resto de su vida y morir en olor de santidad y hasta una casita humilde con huerto y autómatas afanados en distintas labores plebeyas, donde Marijose pudiera observar sin reparos la vida de los pobres y sentirse la más. 

(Flashback to 1790 y tantos)
-Marijose: Fray Arsenio, mañana pasaré por aquí con una visita, por favor póngase la túnica raída, ésa que lleva está muy nueva. ¡Por Dios! ¡Qué cara de salud tiene usted...! Le dejé que viviera en la ermita para dedicarse a rezar, no para que se convirtiera en un rollizo campesino. Mandaré a Ángelo a que le pinte unas ojeras.
-Fray Arsenio: Como mande la señora duquesa
-Marijose: Y tú, Bautista, tendrás que pasarte a la casita a darle cuerda a los muñecos... y, riégueme el huerto, que lo tengo resequito.
-Bautista: Como mande la señora.

   En los años de la ocupación francesa, la señora duquesa se vio obligada a refugiarse en Cádiz y El capricho sirvió de campamento para las tropas invasoras. Con la vuelta de Fernando VII y el rancierío patrio, Marijose volvió a seguir cuidando de su jardincito. 

(Flashback to 1815)
-Marijose: ¡Aaaaaaaaaaah! ¡Cómo lo han dejado todo esos bárbaros...! ¡Aaaaaaah...! ¡Ángelo, que venga Ángelo inmediatamente! ¡Aaaaahhhh! ¡Bautista! ¡Riéguemelo todo inmeditamente! ¡Límpieme los candelabros! ¡Organicemos una merendola, un baile, un AFTER!! Estoy hasta el coño de la vida en Cádiz y de esas horteras de Sotogrande.

   Tras el fallecimiento de la duquesa, el parque fue pasando de unas manos a otras y, poco a poco se fue descuidando  bastante. Fray Arsenio murió y fue sustituido por su amigo Fray Eusebio a cuyo fallecimiento, a su vez, fue sustituido por otro autómata.  Ya casi en la actualidad, al darle categoría de parque público y acometer obras de restauración y mantenimiento, se descubrió que los materiales utilizados para la construcción de los distintos edificios y los numerosos elementos ornamentales eran tan malos que apenas era posible intervención alguna. La pintura trampantoja que maquillaba paredes se cae,  cansada ya de fingir tanto tiempo,  pero las ornamentaciones y relieves, de simple yeso, aun se mantienen, empanadas entre metacrilatos que las plastifican y obligan a seguir con el engaño para deleite del gentío que ahora disfruta en el solar.

(Flashback to a indeterminate date)
-Marijose: ¡Bautista! Riéguemelo todo bien regado. Luego coja la barca y vaya a por una cucharadita de miel para el té. Luego tráigame el abanico de nácar que me dejé ayer en el Casino y luego prepare la cena en el embarcadero que hace una tarde estupenda.
-Bautista: Si es un capricho...
-Marijose: ¡Es un capricho!

sábado, 19 de febrero de 2011

Conectadísima

     El infierno ya está en Facebook… y en Twitter. Me levanto muy temprano para postear eventos, fiestas multitudinarias y orgías sin límite y atraer un aluvión de chulos con cuernos y rabos.
Para hacer de troll y animar el cotarro, yo mismo también estoy en Facebook… y en Twitter. Nadie se imagina que soy la madame del infierno porque disimulo mi identidad, pero queda patente que soy el mayor fan, el que más va, el que más participa y el que pone los reviews más entusiastas… bueno, hasta ahora soy el único, pero interactúo con tanta celeridad y disposición en la red que parece que soy varios, lo juro.
Mis antiguos prejuicios contra las redes sociales me parecen ridículos poco a poco: mi preciado esmarfon hace que mi empeño por el reflote del infierno pueda ser constante a lo largo del día, en cualquier momento y situación, de la mañana a la noche. Y en la cama.
Además, como obligué a Marido a que se abriera perfil en Facebook (y en Twitter), ahora somos súper amigos y nos comunicamos mogollón.
La aplicación foursquare, usando el sistema gepeese del esmarfon, te permite hacer chequín en el infierno o donde quieras, de forma que tus amigos de Facebook (y Twitter) sepan en cada momento dónde te encuentras. Genial. Pero hay más: si eres la que más ha estado en un sitio ¡TE NOMBRAN ALCALDE DE ESE LUGAR! Claro, para ser alcalde de un sitio cool tienes que ir mucho, pero si eres lista y te coges los sitios más insospechados, te hinchas. Yo ya soy alcalde de la frutería de mi calle, la gasolinera donde reposto, un parking del Carrefour, de mi casa y del infierno (por supuesto). De todo puedes subir fotos y de todo puedes hacer comentarios: “¡qué tomates más hermosos!”, “nunca las estaciones de servicio se vieron tan poco transitadas”… lo que tú quieras decir…  Y luego,  si interactúas mucho… ¡TE DAN PREMIOS!. Premios que consisten en guirnaldas redondas de colores como las que le ponen a los caballos cuando ganan una carrera o las que le ponen a los  gatos de la Lechi cuando ganan un concurso de belleza. “Al más aventurero” “Al más fotogénico” “Por hacer chequín 10 días seguidos” Hay mogollón. Emocionado estoy; es súper diver. 
Marido y Amante ya me han dicho que tanto dar a conocer mi situación actual puede llegar a ser peligroso, pero  creo que, verdaderamente, deberían empezar a familiarizarse con el mundo de las social networks y no quedarse atrás. Además, mis perfiles son falsos, ¡nadie me conoce!
El colmo de los colmos ha venido con otra aplicación, Runkeeper, que, usando tu situación actúal, y conectada con Foursquare, Facebook (y Twitter) permite que todos tus amigos  ¡sepan por dónde vas corriendo! , además de que puedes pararte a echar una foto y compartirla, decir cuántas calorías vas quemando o señalarte lugares de los cuales todavía no eres alcalde. Es un abismo de posibilidades. Fascinante.
Gracias a las redes sociales y, tras tantos bajones,  me siento súper especial y hasta casi sexy:  las interconexiones entre los distintos perfiles y aplicaciones, del infierno y mío, falsos y verdaderos, hacen que mi identidad sea laberíntica, interesante de desentrañar, enigmática y, a la vez,  asequible,  al alcance de cualquiera que tenga ordenador. Y Facebook. Y Twitter.

viernes, 18 de febrero de 2011

¡Vente pa'lemania, Manolo!

El pasado fin de semana, Marido y yo nos fuimos a esta bonita ciudad alemana:


Haciendo frente al frío, que, en algunos momentos, nos hizo pensar que íbamos a fenecer de la manera más tonta, congelados en plena calle, acudimos,  ilusionados y decididos, cual moscas a la miel, a la  llamada de Angela a los trabajadores españoles altamente cualificados para ocupar puestos de empleo vacantes.

No, claro, no pensábamos en nosotros, cuyas cualificaciones dejan mucho que desear, sino en Lechi, azotada, la pobre, por la crisis económica mundial, en general,  y por el infierno y su incierto futuro, en particular, y cuyas cualificaciones laborales y experiencia sobrepasan, de largo,  la media de la vieja Europa.

Tras visitar este posible centro de trabajo,  nos dimos cuenta:
1.    Lechi no es española. (Lechi es lechona de Lechonia, y aunque no se va ni a tiros, se resiste, orgullosa de sus raíces, a tomar la nacionalidad)
2.    Su dilatada experiencia amedrenta a los nuevos jefes. (A los antiguos, su experiencia nos tiene acojonados)
3.    Las rastas nos son cool en Deutschland. (Aquí tampoco, pero allí no pueden ni vellas)
En aquel amargo momento ambos queríamos gritar, pero el frío nos lo impedía. Por todo el recorrido al hotel,  Angela nos sonreía irónicamente desde innumerables carteles-amenaza colgados en las farolas


Sí,  Lechi, ¡en Alemania no te quieren!, pero debe haber en un sitio en el mundo donde te aprecien y te reciban con los brazos abiertos (¿qué tal una economía emergente?) 
En Alemania no quieren ahora más que españoles, por todas partes se ven pruebas de la admiración por la cultura española:



 ... Pero tú seguirás teniendo tu lugar en el infierno...  junto a nosotros... 
¡Buah!